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domingo, 25 de agosto de 2013

Mi querido objeto

(de Sotirios Moutsanas)



Amigos, lo mío es difícil  de entender, es algo muy peculiar e inédito. No sé si habéis escuchado sobre personas que se enamoran de objetos. Sí existen, aquí  tienen a uno de ellos. Había una época que me enamoré con una batidora, pero me pasó otra vez con una tostadora, también lo superé. Pero por infortunio  todos mis contratiempos  empezaron cuando pasé al lado del escaparate de un sex-shop. Es difícil de entenderlo  pero me enamoré con un consolador negro. Lo peor de todo es que soy  absolutamente  asexual. Eso significa que no me gustan ni las mujeres ni los hombres. ¡No! amigos tampoco  practico nada  conmigo mismo, no conozco el sexo. Con pocas palabras me repulsa  todo contacto sexual. Mi mente es totalmente pura. No me agrada el sexo ni de pensamiento ni mirarlo, es decir soy más puro que el oro de 24 quilates.

 Así que cuando entré en la cafetería de Círculo de Bellas Artes donde soy socio, sentí la necesidad de poner mi gran amor en la mesa. Me parece incorrecto ocultar mi objeto favorito ¿Cómo se puede amar algo escondiéndolo? Los mozos se enfadaron mucho conmigo. Me llamaron de todo excepto hermoso. Tras echarme de la cafetería uno de ellos me tiró a la cabeza mi objeto favorito, produciéndome un chinchón que todavía conservo. Gracias a mi nuevo amor, poco a poco perdí a mis amigos, mis relaciones, mi vida entera se transformó en una pesadilla.

Ahora, en este barranco tiraré mi querido objeto para librarme de mi desdicha.

—Adiós, mi querido objeto. Te amaré hasta el fin de mis días, estarás siempre  en mi corazón.

No te voy a olvidar jamás. Cogí el  consolador y con lágrimas en los ojos lo tiré por el barranco. De súbito, escuché una voz en la parte de abajo.

—¡ Has visto , maricón! Te lo he dicho que Dios nos quiere. Mira que nos mandó el cielo.

El mundo se me cayó encima. Me sentí sucio y despreciable. Mi querido objeto en las manos de personas licenciosas. Quería morirme.

Finalmente transcurrió mucho tiempo y por suerte me enamoré de un libro: Don Quijote de la Mancha. Por fin recuperé todos mis amigos, mi estatus social, y claro, mi felicidad. Lo más agradable es que puedo tener conmigo mi querido objeto sin ningún problema. Lo único que deseo es que me dure mucho tiempo. Encima todo el mundo me elogia por tener siempre conmigo el Don Quijote de la Mancha.

2 comentarios:

Pablo Vázquez Pérez dijo...

Este es buenísimo de verdad. Me ha hecho cantidad de gracia también. Saludos.

Sotirios dijo...

Gracias, Pablo. Me gusta mucho que te haya gustado. Acaba de terminar un erótico que es una auténtica bomba de risa. Lo mandaré en un concurso de relatos eróticos para el fin del mes. Un fuerte abrazo amigo, Sotirios.