Stelios
entró como cada día en la habitación del hospital donde estaba ingresada su
querida esposa, y se dirigió hacia el florero para depositar el ramo de flores.
Aquella sencilla acción era un ritual que él repetía siempre. En la cama
yacía Margarita, una mujer joven,
macilenta, con el rostro languidecido, pero todavía conservaba algo de su gran
belleza de antaño.
El
cáncer la había consumido igual que la llama consume la vela. Stelios se
aproximó sigilosamente y besó sus lívidas mejillas. Ella abrió sus grandes ojos
líquidos y marchitos seguían resplandeciendo con un fulgor de bondad que
emanaba de su propia alma.
—Acércate
más, mi amor —dijo ella con voz queda—.Stelio, ¿recuerdas lo qué nos hemos
prometido?
—Claro
que sí, mi vida. Estaremos juntos en la vida y en la muerte— repuso con voz
meliflua.
—Stelio,
quiero que me hagas otra promesa.
—Lo
que desees, mi amor.
—Prométeme
que nunca bajo ningún concepto te quitarás la vida.
Stelios
frunció los labios en señal de desaprobación, pero finalmente, estremecido, con
voz descompuesta, asintió: “Te lo prometo.”
—Acércate
y abrázame.
Stelios abrazó efusivamente a Margarita
mientras los ojos de ambos embebidos, se perdieron en un mundo insondable.
Repentinamente Margarita profirió con voz ahogada: “Te quiero” y expiró en sus
brazos. Stelios sintió como una parte de él murió. Un enorme vacío se apoderó
todo su ser era como le sangraba el alma. Se quedó abrazado a su amada lleno de
consternación. Intentaba en vano asimilar la pérdida de su gran amor.
Pasaron
tres meses. El doctor se acercó a la madre de Stelios:
—Señora,
en mi larga trayectoria he visto a muchas personas perecer, pero nunca he visto
a alguien morir de pena.
—No,
doctor, se equivoca, mi hijo no murió de pena, mi hijo murió de amor.
10 comentarios:
Y no creo que haya un motivo mejor para morir que perder a la persona amada.
Muy emotivo.
Me ha gustado mucho.
Un saludo.
Hola, queridísima amiga Belén. El relato está basado de una historia real que le pasó un íntimo amigo mío. Claro pongo sal y pimienta porque mi amigo vive (gracias a Dios). Me metí en tu blog y me quedé anonadado. Es bellísimo y te aseguro que ya tienes un admirador. Muy pronto comentaré alguno de tus poemas que por cierto son bellísimos. Es un honor y un privilegio conocerte. Un fuerte abrazo, Sotirios.
Hola Sotirios, me ha gustado mucho tu relato aunque como vengo de leerte en Esta noche te Cuento me has dejado un poco triste. Yo creo que perder a la persona amada es lo peor que te puede pasar en la vida.
Enhorabuena por ambos relatos y por el blog. Me alegro de que salieras ileso del accidente. Asi tienes dos cumpleaños que celebrar.
Saludos compañero escritor
Gracias, José Ángel. Es un placer tener amigos como tú. Me alegra mucho que te hayan gustado mis relatos. Sí, fue una experiencia que no la deseo ni a mi peor enemigo, pero gracias a Dios la he superado. Muchas gracias por tu visita, Sotirios.
Hola, Soti.
De amor se puede morir, claro que sí... ¡Qué bonito relato! Me ha emocionado mucho.
Un abrazo muy grande.
Gracias, cielo. Me alegra mucho que te haya gustado. Enhorabuena por tu publicación, seguro que tendrás mucho más éxitos lo mereces por guapa, maja, y maravillosa persona que eres. Un fuerte abrazo, te quiero mucho, Sotirios.
El señor Sotirios también escribe historias tiernas, se mueve entre todos los géneros.
Saludos.
Beto, mi queridísimo amigo, por favor no me haces sentir mayor. Solo tengo 56 y según cómo voy a describir en mi relato del mes que viene viviré 300 por lo menos. Así que soy muy joven llámame, Soti. Claro que puedo escribir todo tipo de relato porque soy un genio. Aparte una persona muy modesta JA ,JA ,JA… El mes que viene será mi último relato en este concurso… pero no voy a desaparecer todos mis amigos que tenéis blog les visitaré para decirles que tal me parecen vuestros escritos. Gracias por tu visita queridísimo amigo, Sotirios.
Publicar un comentario