Se conocieron en una
fiesta de fin de curso. Clara, era rubia con los ojos azules, llevaba una
camisa blanca con una chaqueta azul marino. José Antonio, se enamoró de ella al
instante. Pero por suerte para él también ella sintió lo mismo. Se casaron en
seguida y formaron una familia con dos preciosos hijos, y aunque hubieron
tenido muchas dificultades por los avatares de la vida, jamás perdieron el
respeto y el amor que se tenían uno al otro.
Un infarto de corazón terminó con la vida de clara y llenó a
José Antonio de amargura y desesperación. Él se repuso, luchó a muerte para
sacar adelante sus dos hijos. Todos le decían que tenía que rehacer su vida pero resultó en vano. Pasaron muchos
años, él envejeció y cuando llegó su hora, su última palabra fue “Clara”.
La luz se disipó y aquí en un jardín de todo tipo de flores
de color estaba ella esbozándole una sonrisa. Era muy joven con su pelo rubio y
sus hermosos ojos azules. Estaba con los brazos abiertos. Vestía “una camisa
blanca” y “una chaqueta azul marino.”
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