—Buenos días, Soy Nellie.
—Pase usted, señorita Nellie, tome asiento en el sofá.
Dígame, por favor, con concisión y honestidad qué le pasa.
—Yo estuve casada durante diez años y con mi difunto esposo
no había conocido jamás el orgasmo. Y ahora con mi actual pareja me pasa lo
mismo.
—Él sólo hace el amor conmigo en la posición del misionero.
Se desnuda y eyacula en menos de dos minutos.
La contemplé asombrado, tenía el cabello lustroso, rubio
resplandeciente. Sus ojos grandes de color zafiro eran cristalinos, brillantes como luceros. Había algo en ella endiabladamente hermoso que me hechizaba y me
atraía como un imán.
––He hecho lo que me había pedido: compré y llevo puesta la
lencería negra.
Clavé los ojos en los suyos y le dije con voz melindrosa:
—Usted tiene los ojos más hermosos que he visto jamás en una
mujer ––Ella se ruborizó y esbozó una
amplia sonrisa—.Es usted una mujer atractiva;
sin duda, con estos labios carnosos, sensuales, rosados como las fresas,
volvería loco a cualquier hombre.
Lanzó una sonrisa de complacencia mostrando unos dientes
blanquísimos como el marfil y susurró con un tono de voz muy sensual:
—Gracias, es usted muy amable.
Me acerqué a ella y la besé apasionadamente. Mientras
nuestras lenguas se entrelazaban sentía el cálido y suave interior de su boca.
Ella empezó a temblar de excitación. Desabroché la hilera de botones de su
vestido y admiré sus firmes pechos perfectos, tenía la piel ardiendo y los
pezones endurecidos. Empecé a recorrer con los labios el terciopelo de su piel,
besando sus senos erguidos, succionando con la lengua los pezones, mientras
ella jadeaba de placer; se ponían más rojos y duros por momentos. Cada vez
estaba más excitada y le brillaban los ojos de felicidad.
Seguía besándola con ternura
deslizando mi mano entre los pliegues de su sexo; con la palma de la
mano empecé a trazar círculos alrededor de la flor excitada. Ella gemía de placer.
Entretanto, yo seguía acariciando el clítoris una y otra vez. De repente, extraje de mi bolsa un
vibrador de última generación y lo
deposité en su clítoris poniéndolo a su máxima potencia. Ella se volvió loca de
placer. Puso los ojos en blanco según lanzaba gemidos de gozo hasta que finalmente llegó al clímax.
Me levanté y cogí una botella de champán de la nevera. Le
ofrecí una copa acompañada de fresas con nata. En sus facciones se había dibujado una inmensa alegría y una
bonita sonrisa iluminaba su faz. Durante treinta minutos estuve relatándole mi viaje a la isla
Santorini, en Grecia, que atesora los amaneceres y los atardeceres más bonitos
del mundo. Ella me miraba como una colegiala enamorada disfrutando de mi
conversación. Me arrimé otra vez a sus labios sensuales y le di un caluroso
beso lleno de pasión. Mi lengua penetró suavemente en su boca con un beso
profundo que le inundó de dicha. Mientras la besaba había introducido mis dos
dedos entre sus húmedos pliegues notando el calor de su interior. Bajé por su
vulva hinchada lamiendo, succionando, besando su clítoris. Finalmente, hundí la
lengua en la apertura de su sexo. Ella estaba a punto de perder la cabeza, a
tenor de los jadeos y gemidos que emitía. Sentí su clítoris vibrando en mi boca y su orgasmo fue largo y
resplandeciente: la había dejado sin aliento. Poniendo los ojos en blanco, ella
sólo pudo murmurar:
––Eres increíble… el
hombre soñado por cualquier mujer.
Desabroché mi pantalón y salió mi falo duro como el acero.
Sus ojos casi salieron de sus cuencas por la sorpresa. Contempló asombrada mi
enorme pene y dijo:
––¡Dios Santo! Sería muy generosa si le dijera que mis dos
parejas apenas llegarían a la mitad.
Contempló otra vez mi falo con una mirada lasciva. La llevé
a la habitación donde tenía la cama repleta de pétalos de rosa. Encendí unas
velas aromáticas y puse música amorosa. Sentía cómo a ella le embargaba una
intensa excitación. La puse a cuatro patas e introduje la punta de mi pene poco
a poco en su vulva. Al principio, muy lento, y según estaba temblando de
excitación, más y más deprisa. Ella
gemía gritando:
—Oh, sí… oh, sí… ¡Más rápido! ¡Más fuerte!
Mis años de experiencia me indicaban aquello que ella
necesitaba en cada momento, así que fui añadiendo distintas formas de pasión
según se producían los acontecimientos. En un momento dado, le azoté las nalgas con la palma de mi mano; ella se
volvió totalmente loca de placer.
—Me gusta, me gusta mucho, dame más fuerte, por favor.
––Llámame amo si quieres que te dé más fuerte ––le dije con
voz pastosa.
—Sí, amo, dame duro.
Saqué de un cajón una fusta y comencé a flagelarla a la vez que la penetraba fuerte
aferrándome a sus nalgas. Después de haber pasado cuarenta minutos infernales
de gemidos y jadeos, caímos exhaustos en la cama. Ella había tenido como mínimo
tres orgasmos más. Nos bañamos juntos y finalmente ya vestidos descansamos en
el salón. Sacó de su cartera mil euros y me los ofreció con semblante muy
serio.
—Aquí están sus honorarios, tal y como habíamos acordado.
—Muchísimas gracias, Nellie —dije con voz queda.
De pronto sus ojos se nublaron y unas lágrimas rodaron de
sus mejillas.
—¿Qué te pasa, cariño?—le dije con aire de preocupación.
—Es que para mí eres
el hombre de mi vida. Me da mucha rabia no poder verte más.
Se hizo un silencio breve, y le dije:
––Mira, Nellie, hace seis meses que estoy cavilando
retirarme. Tengo cuarenta y un años, poseo este apartamento, un chalé en la
sierra, y soy copropietario de una gasolinera. ¿Crees que podamos formar juntos
una familia?
Sus ojos relampaguearon de felicidad. Me abrazó con el
cuerpo temblando de emoción. Fui hasta el armario, cogí una pequeña cajita, di
media vuelta, me arrodillé ante ella y
le dije con voz meliflua:
––Nellie, ¿te gustaría casarte conmigo?
Ella se quedó boquiabierta mirando con ojos
resplandecientes el suntuoso anillo de
diamantes.
—Sí, mi amor—me dijo y me abrazó efusivamente.
—Solo hay un problema: ¿qué vas a hacer con tu actual
pareja?
—Ahora mismo le llamo
y le mando al diablo.
—Cariño, te voy a llevar
esta noche a las cuevas en la Plaza Mayor a comer pescadito y a escuchar
música en vivo para sellar nuestro compromiso. Y luego sabes la que te espera… —dije enseñándole mi
fusta.
Los ojos de Nellie se desbordaron de lágrimas, acarició
la fusta emocionada mientras me abrazaba con cariño. Yo solo añadí:
—Juro que este culito jamás volverá a pasar hambre.
Nuestros labios y lenguas se entrelazaron en un beso
interminable.
12 comentarios:
¡Qué bueno eres en este tipo de relatos, Soti! Claro que con 22 cm. ya se puede... Jajajaja. Lo de "ese culito no tiene que pasar hambre" ya te lo leí en otro ambientado en Chueca que también me encantó. Enhorabuena y gracias por el disfrutes que nos regalas,
Hola, Rafa. Primero gracias por tu visita como puedes ver me visitan muy pocas personas. A decir la verdad, sólo íntimos amigos y tú desde luego lo eres. Creo que la principal razón es que no les gusta lo que escribo, pero, en fin, lo importante es escribir lo que uno le guste. Me alegra mucho que te has divertido con mi relato yo lo pasé pipa escribiéndolo. Tengo que decirte que me siento orgulloso de ser tu amigo. Eres el mejor cuentista de micros con diferencia. Un fuerte abrazo, te quiero, Sotirios.
Joder, Soti, encima pones esas fotos...
Me has dejado calentorro, echando de menos esos "Lib" y "Penthouse" de nuestra adolescencia. ¿Seguirán existiendo esas revistas?
Un abrazo, amigo.
Hola, amigo. No me extraña que te pones… yo me pongo a cien y cuando escribía el relato estaba a tope. Mi mujer no paraba de decir, pero que te pasa, por Dios, qué te pasa. Ja, ja,ja, amigo, el tiempo está pasando y ya estoy diseñando mi nueva creación donde tú eres el protagonista. Bueno, tengo que decirte que no va a haber mucho sexo porque es una historia de amor .Ah, esta época gloriosa donde mis manos tenían callosidades de tanto trabajar. Por Dios, qué época más buena. No sé si hay no, pero ahora con chaturbate(escríbelo y haz clic) quién necesita estos periódicos. Un fuerte abrazo, amigo, te quiero mucho, Sotirios.
Sotirios, este relato lo mandas a una revista especializada y te lo publican fijo. Ese tal Grey tiene cincuenta sombras, pero a tu lado es un pardillo, jajaja. Un fuerte abrazo.
Hola, salva, qué bien me lo he pasado con tu comentario. La verdad es que lo pasé pipa escribiendo el relato. Gracias por tu visita mi fiel, amigo. Al final el tiempo me ha enseñado que tengo pocos pero muy buenos. En unos días colgaré en ENTC mi gran cañón. Ja,jaja, no hombre no es lo que estás imaginando. Un fuerte abrazo, amigo, Sotirios.
Hola Sotirios, solo puedo decir que no tienes competencia en cuanto a imaginación calen-turienta. Te salen muy bien los temas eróticos y los “creepypastas”. Perdona que no te visite más a menudo, pero siempre me gusta leerte.
Saludos.
Hola, mi queridísimo amigo, Beto. Yo visité muchas veces tu blog pero parece que estas tomando un descanso.(de enero no cuelgas nada). Me alegra que te haya gustado, amigo. Los próximos relatos serán eróticos también. Un fuerte abrazo, amigo, y enhorabuena en ENTC estabas entre los nominados. Un fuerte abrazo, Sotirios.
Soti,
Un relato que podria publicarse en cualquier revista o web especializada... muy calenturiento te encuentro.
Un abrazo
Hola, Blanca, ya sabes lo que dicen la primavera la sangre altera. JAJAJAJA, el siguiente será mucho más suave, a decir verdad, es un relato erótico, pero también tendrá sus escenas eróticas. Un abrazo, amiga, y muchas gracias por tu visita, Sotirios.
Vaya tela, no te conocía yo en este aspecto, lo dicho ni las sombras de Grey te hacen sombra, 😀
Ja,ja,ja! Si te ha gustado el cuento erótico lee Quinientos euros bien trabajados de sotirios Moutsanas seguro que te va agustar mucho más.Un abrazo,Sotirios.
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